“Repensar la formación docente en tiempos de IA” fue el nombre de la jornada de cierre, que tuvo invitados especiales: el Dr. Fernando Peirone (Proyecto Tip.ar), el Dr. Daniel Daza (Observatorio Interdisciplinario de Sociedad, Tecnología y Educación), la Dra. Ana Sisti (UNCuyo) y el Dr. Julio Aguirre (UNCuyo). Se desarrolló de 10.30 a 13, en el Salón de Usos Múltiples de la Facultad de Educación - sede Campus, y las/los interesados pudieron también seguirlo en vivo, a través del canal de YouTube de la Universidad.
El objetivo del ciclo tuvo que ver con generar un espacio de reflexión sobre los desafíos que la IA plantea a la formación docente y delinear escenarios futuros para la docencia en el contexto de la Universidad, la investigación y el diálogo de saberes con la sociedad.
En ese marco, la coordinadora de EaD, Prof. Esp. Mariela Meljin, agradeció a la FED por la apertura del espacio que permitió el trabajo conjunto de la EaD con el Ecosistema Bimodal de Aprendizaje (EBA). Destacó la decisión política de la Secretaría Académica de “poner a circular la palabra de especialistas y de todos los que se fueron sumando”.
“Hemos podido concretar algo que señaló el profesor Daza al principio de su intervención, y es que la tecnología, la pedagogía y la educación son políticas”, afirmó.
Por otra parte, valoró la decisión de traer al ámbito de la Universidad “un espacio de conversación en el que el protagonismo lo tenga la educación a través de las/los educadores, gestores y estudiantes”. Finalmente, recordó que se han generado materiales que quedan a disposición de la comunidad educativa: “El diálogo continúa. Sigue circulando el saber entre los miembros de esta comunidad y más allá de ella”, señaló.
El panel de la jornada
La apertura estuvo a cargo de Ana Sisti, quien subrayó el papel crucial de la Universidad pública en cuanto a la discusión y el abordaje de los escenarios que plantea la irrupción de la IA en la educación: “La universidad pública debe estar y tiene que estar discutiendo sobre IA y dando respuestas, o, por lo menos, repensando situaciones que todo el tiempo nos atraviesan en los espacios y en las aulas”, manifestó la Decana de la FED.
A su turno, Daniel Daza exploró los significados de enseñanza y aprendizaje en un entorno tecnológico avanzado e invitó a reflexionar sobre estos conceptos. En este sentido, diferenció el aprendizaje humano del de las máquinas, y remarcó la necesidad de cuestionar qué implica aprender para nosotros. Respecto a lo que implica vivir en contextos de alta disposición tecnológica digital inteligente, se refirió al concepto de aula ampliada y sin paredes pero con redes, resaltando que “implica reconocer que hay otros espacios (portales presenciales, virtuales o físicos) en los que los estudiantes aprenden contenidos, incluso con más entusiasmo”.
Fernando Peirone abordó la temática de las fuentes de socialización no institucionales en el contexto de la IA. Destacó la transformación de las prácticas sociales debido a la incorporación de tecnologías informacionales, contexto que da rigen a conceptos como tecnosocialidad y tecnosociabilidad.
“Con el advenimiento de la sociedad informacional surgieron fuentes de socialización no institucionales mediadas por celulares, consolas de videojuegos, computadoras, plataformas y otros entornos digitales. Estas alteraron significativamente el proceso de subjetivación y socialización, contribuyendo a su naturalización”, precisó.
Asimismo, puso sobre el tapete la necesidad de adaptar el sistema educativo a las nuevas realidades sociales para evitar la brecha entre la experiencia de las/los estudiantes y las instituciones educativas: “El sistema educativo sigue reproduciendo prácticas y modelos pedagógicos inerciales que no se condicen con el universo experiencial de las/los estudiantes”, aseveró.
Julio Aguirre puso de manifiesto la creciente dependencia tecnológica que experimenta la sociedad actual y la necesidad de que la Universidad pública aborde este fenómeno. En ese orden, señaló la importancia de investigar la IA, aprender a enseñar con estas tecnologías de manera significativa y abordar los riesgos asociados.
“Hay un vacío de conocimiento que tenemos que llenar, pero, fundamentalmente, un vacío político. Tiene que ver con cómo estas tecnologías están cambiando nuestras formas, nuestras prácticas, nuestras relaciones, y allí hay un vacío que la Universidad pública tiene que ayudar a llenar”, concluyó.